Cambios en el deseo sexual

Aumentar tu ritmo cardíaco y liberar endorfinas de felicidad, aumenta tu estado de ánimo, el flujo sanguíneo (por ende, la libido) y a lo mejor tus ganas de tener relaciones. Te recomendamos practicar ejercicios cardiovasculares, es decir, aeróbicos, caminar, nadar o montar en bicicleta. Los entrenamientos de resistencia que aumentan la masa muscular y la fuerza también pueden servir. Por ejemplo, hacer pesas. El yoga puede aumentar la relajación hasta en lo más recóndito de tu cuerpo. Encuentra cuál funciona mejor para ti.

Suena a que te vamos a pedir que apuntes en tu agenda pero no. Intimidad no tiene por qué significar sexo, podrían ser abrazos, besos o masajes. Te sorprendería como ciertos contactos de la piel pueden desarrollar el deseo sexual. Y es muy importante que mantengas abiertas las líneas de comunicación con tu pareja sobre lo que te está pasando.

Si tu cuerpo se está secando, ya no lubrica las paredes vaginales naturalmente. Un buen lubricante no solo puede hidratar la zona sino que te puede devolverte el placer de las relaciones sexuales.

En algunos casos, las mujeres que han encontrado el sexo doloroso o problemático pueden desarrollar “vaginismo”. Esta es una reacción automática en la que los músculos vaginales se contraen, haciendo que el sexo con penetración sea casi imposible por el dolor que causa no dilatar.

Incluye en tu dieta, los cereales integrales y las proteínas magras. Estas construyen y reparan tejidos en el cuerpo así que no te olvides de incluir pollo, pavo, pescado o marisco en tu lista de la compra. Y si prefieres proteínas vegetales, añade, lentejas, nueces, semillas.

Sobre la Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) como alternativa para ti.