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Cuando la primavera llama a nuestro reloj interno, nos suele pillar más desprevenidas que la alarma de un lunes a las 7 de la mañana. Si la has comenzado con un buen bostezo que no se va o enfrentándote a una montaña rusa emocional, quizás estés experimentando la famosa fatiga o astenia primaveral. Y para las mujeres en la menopausia, este fenómeno puede presentarse como una montaña que escalar.