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Astenia Primaveral

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Cuando la primavera llama a nuestro reloj interno, nos suele pillar más desprevenidas que la alarma de un lunes a las 7 de la mañana. Si la has comenzado con un buen bostezo que no se va o enfrentándote a una montaña rusa emocional, quizás estés experimentando la famosa fatiga o astenia primaveral. Y para las mujeres en la menopausia, este fenómeno puede presentarse como una montaña que escalar.

Fatiga primaveral y menopausia: compañeras inesperadas

Esta fase de adaptación estacional no es reconocida formalmente en el mundo médico como una condición, dada la falta de investigaciones. Sin embargo, no se puede negar su impacto.

Con el cambio de estación, el aumento de las horas de luz y las temperaturas, junto con el ajuste al horario de verano, nuestro cuerpo lucha por sincronizarse con el ritmo de la naturaleza. Esto puede ser especialmente desafiante en la menopausia.

Si algo tiene esta nueva etapa es que nos hace estar de forma constante adaptándonos a un nuevo entorno hormonal, y si le sumamos más cambios externos como los que trae la primavera, apaga y vámonos.
Síntomas que se multiplican

Los síntomas más comunes de esta astenia primaveral pueden ser:

  • Un cansancio que te hace sentir agotada, desafiando incluso el café más fuerte.
  • Sentimientos de melancolía o tristeza sin una causa clara. Un minuto estás bien, y al siguiente, no tanto.
  • Dolores y molestias musculares que te hacen moverte con la agilidad de una tortuga.
  • Un deseo de dormir a pierna suelta.
  • Cambios en el apetito por cosas más dulces.
  • Cambios de humor bruscos a los que no consigues sacarles explicación.

¿Cómo surfear a la astenia en la menopausia?

1. Hidratación: el agua es esencial. Apunta a dos litros diarios para mantener tu cuerpo y mente fluidos.

2. Nutrición equilibrada: intenta mantener una nutrición equilibrada que te llene de energía y nutrientes. Piensa en alimentos que nutran tanto tu cuerpo como tu mente.

3. Sueño de calidad: la menopausia y el cambio primaveral pueden jugar al tira y afloja con tu sueño, pero intenta establecer una rutina que invite al descanso reparador. Acuéstate y despiértate siempre a la misma hora.

4. Movimiento modo ON: Encuentra una forma de movimiento que disfrutes, algo que haga trabajar tanto tu corazón como tus músculos.

5. Luz solar: La vitamina D de forma activa es una aliada tanto para tu ánimo como para tus huesos. Permítete baños de sol a primera hora de la mañana para que tu energía no se apague.

6. Las malas hiervas en tu jardín, de raíz: alcohol, tabaco y azúcar fuera, sorry (not sorry).

7. Excitantes, moderados (pero no de los que tu piensas): el cansancio que sentimos ahora puedo hacernos querer consumir más cafeína o teína. Intenta consumirlos de calidad y con moderación

Incluso en medio de la menopausia, la fatiga primaveral es un recordatorio de que nuestro entorno afecta a nuestro bienestar. La primavera es un tiempo de restauración, y con estos consejos, puedes hacer de esta estación un momento de rejuvenecimiento personal.


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