
0 comentarios
Si hay algo que hemos puesto a prueba una y otra vez, es nuestro metabolismo. Café en ayunas, cenas tardías, días enteros comiendo poco y noches compensando con “lo que haya” en la nevera. Hemos probado dietas milagrosas y rutinas que duraron lo mismo que un propósito de Año Nuevo: con entusiasmo al principio, pero imposible de sostener.
Y luego llega la gran pregunta: ¿por qué me siento agotada a media tarde? ¿Por qué mi energía es un sube y baja constante? ¿Por qué mis antojos parecen tener vida propia?
Un desayuno rico en proteínas ayuda a mantener estables los niveles de glucosa. Si empiezas el día con solo carbohidratos (como una tostada con mermelada), tu cuerpo responde con un pico de azúcar y una caída posterior… y ahí es donde llegan los antojos y el cansancio.
La proteína tarda más en digerirse, lo que significa que te sentirás satisfecha durante más tiempo. Si desayunas bien, evitarás picoteos innecesarios y elecciones impulsivas de media tarde.
Después de una noche de ayuno, tu cuerpo necesita proteínas para empezar a reparar tejidos y mantener la masa muscular, que, por cierto, es clave para un metabolismo más eficiente.
Por la mañana, tu cuerpo gestiona mejor la glucosa y los nutrientes, lo que significa que este es el momento perfecto para darle alimentos que trabajen a tu favor.
Esto no es opinión, es ciencia. Si no te alimentas bien en la mañana, tu cuerpo compensará más tarde, y adivina cuándo somos menos eficientes procesando la energía… exacto, por la noche.
Si no sueles desayunar, no intentes meterte un plato gigante de comida de golpe. Añade proteína progresivamente hasta que te acostumbres.
No tienes que desayunar lo mismo todos los días. Prueba diferentes fuentes de proteína hasta encontrar lo que más te encaje.
Si cenas muy tarde o muy pesado, es probable que no tengas hambre en la mañana. Ajustar la cena puede hacer que te despiertes con ganas de un desayuno de verdad.
Un desayuno con al menos 30 g de proteína para que tu metabolismo tenga el combustible que necesita desde el inicio del día.Pruébalo y observa cómo cambia tu energía. Si no estás acostumbrada, dale una semana. Notarás menos hambre.
0 comentarios