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Es una tarde cualquiera, y estás en medio de una risa inesperada, una clase de yoga, o simplemente intentando alcanzar algo en la estantería más alta. Entonces, ocurre: una pequeña fuga que no esperabas se escurre entre tus piernas. Aunque se trate de un tema tabú, la Incontinencia Urinaria (IU) es una realidad que afecta a más de seis millones de personas en España, según datos del Observatorio de la Incontinencia (ONI).
La pérdida de orina puede ser causada o empeorar por la obesidad, problemas médicos (como diabetes mal controlada o infecciones del tracto urinario), estreñimiento, medicamentos y/o problemas con el cerebro debido a un derrame cerebral o demencia.
Existen principalmente 4 tipos de incontinencia urinaria, cada una con sus propias características y desencadenantes.
Se caracteriza por una necesidad imperiosa e intensa de orinar, seguida de una pérdida involuntaria. Es común en personas con vejiga hiperactiva, quienes experimentan deseos frecuentes y repentinos de orinar, a menudo más de ocho veces al día.
Ocurre cuando hay pérdida de orina al realizar actividades físicas como correr, saltar o incluso reír. Suele ser más frecuente tras el parto, cuando la musculatura del suelo pélvico ha quedado debilitada y dilatada.
Se dice que las mujeres con síntomas tanto de incontinencia urinaria de esfuerzo como de urgencia tienen incontinencia mixta.
La incontinencia urinaria por rebosamiento ocurre cuando la vejiga no se vacía por completo, lo que provoca pérdidas cuando se llena demasiado. Puede provocar síntomas de incontinencia urinaria por estrés o urgencia urinaria, o ambos. Puede ser causada por una obstrucción de la uretra (como en el caso de cirugías reconstructivas pélvicas previas, presencia de prolapso vaginal avanzado más allá de la abertura de la vagina) o por un músculo de la vejiga débil (generalmente causado por un estiramiento excesivo del músculo de la vejiga, ya sea de forma aguda o durante períodos prolongados, o por un control deficiente de la diabetes o trastornos neurológicos).
La incontinencia urinaria no tiene una causa única. Diversos factores pueden aumentar la probabilidad de padecer esta condición, afectando a cada mujer de manera diferente. Más allá de los factores físicos, la incontinencia tiene un impacto emocional y social significativo. El miedo a las fugas y la incomodidad afectan a la confianza y a la calidad de vida de quienes la padecen. Por ello, el apoyo psicológico y social es fundamental para que las mujeres no se sientan solas en este proceso. Entre los principales factores de riesgo destacan:
A medida que pasan los años, el riesgo de incontinencia aumenta considerablemente.
La predisposición genética puede jugar un papel importante. Si en tu familia hay casos de incontinencia, las posibilidades de desarrollarla en el futuro son mayores.
Durante la gestación, el suelo pélvico soporta una gran presión, lo que puede debilitar su estructura y generar pérdidas de orina tras el parto.
La disminución de estrógenos durante esta etapa provoca el debilitamiento de los músculos que controlan la vejiga y la uretra, favoreciendo la aparición de incontinencia.
El exceso de peso ejerce presión sobre la vejiga y el suelo pélvico, aumentando el riesgo de sufrir pérdidas de orina.
Para muchas mujeres, comenzar con lo básico no solo es efectivo, sino también revelador. Estas son las opciones más recomendadas por los expertos para empezar a cuidar el suelo pélvico:
Los ejercicios de Kegel son el estándar de oro para activar y reforzar los músculos del suelo pélvico. Si se hacen correctamente y con constancia integrándolos en las actividades cotidianas, pueden ser una herramienta poderosa para reducir las fugas y mejorar el control.
Un médico rehabilitador trabajando con un equipo de fisioterapeutas especializados en suelo pélvico puede marcar un antes y un después. ¿La clave? Una combinación de técnicas personalizadas que trabajan directamente en la raíz del problema creando ejercicios y terapias adaptadas a tus necesidades particulares.
La terapia hormonal es una solución eficaz para contrarrestar los efectos de la disminución de estrógenos, mejorando la firmeza y elasticidad de los tejidos vaginales.
Adoptar hábitos como mantener un peso saludable, evitar el estreñimiento o incorporar ejercicios de bajo impacto como pilates o yoga puede reducir la presión sobre tu suelo pélvico y mejorar tu calidad de vida. No descartes el poder de los detalles en la búsqueda de soluciones. Todo suma.
Dispositivos como los pesarios se utilizan comúnmente como terapias de primera línea para prolapso de órganos pélvicos e incontinencia urinaria de esfuerzo. En comparación con otros tratamientos, los estudios han evaluado el uso de pesarios frente al entrenamiento de los músculos del suelo pélvico. Cabe destacar que este último requiere más tiempo y dedicación por parte del paciente en comparación con el uso de pesarios.
Los especialistas de Inmode nos explicaron que sus tecnologías (entre ellas la plataforma Empowerrf) trabajan desde el interior para estimular la regeneración natural de los tejidos. Y es que se trata de una plataforma muy versátil que utiliza diferentes tipos de energía para lograr un tratamiento más completo:
La energía de electroestimulación, que sirve para fortalecer los músculos del suelo pélvico a nivel intravaginal.
Y también la energía de radiofrecuencia, que calienta de manera precisa las capas internas de la piel y los músculos, promoviendo la producción de colágeno y elastina.
Esto mejora la elasticidad, firmeza y grosor de los tejidos vaginales, devolviéndoles vitalidad y funcionalidad.
Además, este enfoque permite fortalecer los músculos del suelo pélvico, devolviéndoles su capacidad de soporte, lo que resulta clave para reducir la incontinencia y mejorar el control de la vejiga. Y no solo eso, también actúan sobre la sequedad vaginal, regenerando las mucosas y potenciando la hidratación natural.
Según los expertos, la verdadera ventaja está en su carácter mínimamente invasivo. “Son tratamientos rápidos, cómodos y diseñados para que la mujer pueda retomar su rutina de inmediato, pero con resultados que realmente se sienten y se ven”, explican desde Inmode.
Con estos avances, las soluciones ya no solo se limitan a aliviar síntomas, sino que buscan devolver a las mujeres el control y la confianza en cada etapa de su vida. “Es un cambio real que no solo se nota físicamente, sino también en cómo se sienten consigo mismas,” concluyen.
Esta es la pregunta que lanzamos a los expertos porque sabemos que cuando se trata de tratamientos tan innovadores, es fácil pensar que cualquier opción dará los mismos resultados. Sin embargo, su respuesta fue clara: no todas las tecnologías son iguales, y es importante entender esto bien y la razón que hay detrás de ello.
“Nuestra tecnología no solo está diseñada para tratar, sino para adaptarse a las necesidades específicas de cada paciente. Cada mujer es única, y nuestras herramientas permiten ajustar los parámetros para asegurar resultados óptimos, ya sea que busquemos regenerar tejidos, tonificar el suelo pélvico o mejorar la hidratación vaginal”
Pero, más allá de elegir Inmode u otra tecnología, apuntan, “lo más importante es asegurarse de que estás optando por una solución de alta calidad, avalada por expertos y respaldada por estudios clínicos”.
Siguen: “El paciente debe tener claro que está en manos de profesionales que trabajan con tecnología certificada y segura. Esto es fundamental para evitar sorpresas desagradables, como resultados mediocres o incluso riesgos para la salud”.
“Lo barato puede salir caro, especialmente en algo tan delicado como tu cuerpo y tu bienestar,” advierten. Por eso, recalcan que, antes de iniciar cualquier tratamiento, es esencial investigar y preguntar: ¿Qué tecnología se está utilizando? ¿Está avalada por estudios clínicos? ¿El personal está capacitado?
Porque al final del día, elegir calidad no es un lujo, es una inversión en ti misma. Y esa es la clave para obtener resultados que no solo se noten, sino que transformen tu vida.
Los expertos nos ofrecieron un consejo claro: no esperes a buscar ayuda.
“Es crucial entender que la incontinencia urinaria es un problema común y tratable. Cuanto antes se diagnostique y se actúe, mayores serán las posibilidades de mejorar significativamente la calidad de vida,” explican.
También insisten en la importancia de consultar con profesionales de confianza: “Acude a especialistas que puedan guiarte hacia soluciones efectivas, ya sea a través de fisioterapia, terapia hormonal o tecnologías avanzadas. Lo esencial es no resignarse, porque hay tratamientos que realmente funcionan.”
Por último, subrayan el papel de la información: “Conocer las opciones disponibles y entender que existen alternativas adaptadas a cada mujer es el primer paso para recuperar el control.”
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