La cebolla es un básico de cualquier cocina, considerada talismán en culturas como la egipcia gracias a sus principios medicinales. Antiguamente se utilizaba incluso para aliviar neumonías, curar heridas o como diurético. A día de hoy es un básico de nuestra cocina y es el aliado perfecto contra la fatiga, la ansiedad o la depresión.
La cebolla contiene grandes poderes antiinflamatorios y antioxidantes.
Es un alimento prebiótico, perfecto para estimular a nuestras bacterias intestinales. Es una verdura que no puede faltar en tu cocina, porque, aunque no prepares plantos a base de cebollas, todos pueden llevar un poco, lo que te beneficiará mucho en el largo plazo. Es el actor secundario que equilibra toda la actuación.
Aporta también una buena dosis de vitamina c, potasio, calcio, y fósforo. Posee un alto nivel de cromo y en dosis más pequeñas azufre, bromo, cobalto, cobre, magnesio, silicio y zinc. Todo esto convierte a la cebolla en el aliado perfecto para cuidar tu corazón, y evita la formación de coágulos. También ayuda a no tener un exceso de colesterol y los triglicéridos altos.
La característica que más destaca de la cebolla es su poder anticancerígeno, y en especial de mama, colon y próstata gracias a su poder antioxidante.
Aunque, también hay que destacar sus altos niveles de glucoquinina, considerada la insulina vegetal, estimula al páncreas y evita que sufras picos de azúcar.