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Sudor y mal olor en menopausia: Lo que nadie te cuenta (pero deberías saber)

8 min

¿Sudoración excesiva en menopausia? 🥵💦

La menopausia no se vive solo entre sofocos y reglas que desaparecen. También trae sorpresas menos comentadas: como ese sudor que parece salir de la nada y un olor axilar que antes no estaba (o al menos no así). Y sí, pasa mucho más de lo que se cree.

Según la International Hyperhidrosis Society (IHS), hasta 7 de cada 10 mujeres dicen que sudan más —y huelen peor—
cuando llega esta etapa
. No es de extrañar: hasta un 85% de las mujeres sufren sofocos, y esos sofocos suelen venir acompañados de sudoración extra y cambios en el olor corporal.

¿El motivo? 🔎

Una revolución hormonal de las buenas: cuando los estrógenos se desploman, el hipotálamo (ese pequeño gran regulador de nuestra temperatura corporal) se vuelve un poco loco y empieza a enviar señales de: “¡Suda!”. Así aparecen la sudoración excesiva y esos sofocos que ya conocemos bien.

Pero eso no es todo. La caída de estrógenos también hace que las hormonas “masculinas” (andrógenos como la testosterona) tomen las riendas de ciertas funciones de tu piel.

¿El resultado? 👀

Un sudor más denso y rico en lípidos, prácticamente un festín para las bacterias de las axilas.

El sudor en sí es inodoro, pero cuando estas bacterias de la piel se alimentan de ese sudor cargado de proteínas y grasas, liberan compuestos químicos de olor fuerte. Encima, los cambios hormonales pueden desequilibrar la microbiota cutánea, es decir, las bacterias naturales de tu piel.

Algunas especies bacterianas prosperan más que antes y otras menos, alterando tu olor corporal de formas inesperadas.

Todo este cóctel explica por qué de pronto notas un olor diferente (y más intenso) en tu día a día.

No es un detalle sin importancia ☝️

Varias encuestas muestran que más del 80% de las mujeres se sienten avergonzadas por sus síntomas de menopausia, y hasta el 75% confiesa haber tenido reparos con el sudor de las axilas.

No es solo incomodidad: es la cita que cancelas, la blusa que no te atreves a ponerte o ese abrazo que evitas por miedo a oler mal.

Esa vergüenza silenciosa es más común de lo que piensas.
De hecho, sabemos que la mitad de la población pasará por la menopausia, y 8 de cada 10 mujeres experimentan algún síntoma físico molesto en esta etapa,muchas veces sin contarlo abiertamente.

El sudor y el mal olor entran en esa lista de “compañeros indeseados” que pueden minar tu confianza.
También conviene desterrar algunos mitos sobre este síntoma. Por ejemplo, no, la menopausia no “huele” por sí misma.

No es que de repente algo dentro de ti se pudra o que estés haciendo algo mal con tu higiene. Simplemente, las hormonas en caos pueden modificar la química de tu sudor y tu piel, y con ello aparece un olor diferente.

Otro malentendido común: creer que solo sudarás más durante los sofocos. Ojalá fuera tan simple.

Es verdad que los sofocos traen esos chorros repentinos, pero muchas mujeres notan cambios en su olor corporal incluso sin estar en medio de una oleada de calor. Puede haber sudoración aumentada en cualquier momento del día (o de la noche), a veces en forma de sudores nocturnos, otras como esa humedad constante en las axilas.

Y, muy importante, no todas las mujeres pasan por lo mismo. Cada cuerpo es un mundo: algunas apenas perciben alteraciones, y otras desarrollan sudor y olor fuertes que se quedan un buen rato.

De hecho, estudios sugieren que hasta un 10% de las mujeres sigue sufriendo hiperhidrosis postmenopáusica diez años después de la menopausia.

Así que olvídate del “es igual para todas” – tu experiencia puede ser única, y cualquier extremo (mucho sudor o nada en absoluto) entra dentro de lo posible.

La sudoración excesiva tiene nombre: Hiperhidrosis

La sudoración excesiva no solo tiene nombre (hiperhidrosis) sino que también tiene tratamiento.

No es solo cosa de adolescentes ni de genética caprichosa: en la menopausia puede aparecer o empeorar. El problema es que muchas veces se confunde con los sofocos o se asume como algo inevitable.

Spoiler: no lo es.
Lo que antes se susurraba entre amigas ahora empieza a hablarse a gritos (o casi).

Las conversaciones sobre sudor y olor axilar en la menopausia se han disparado en redes, creciendo más de un 2000% desde 2023, según datos de la IHS. (Sí, leíste bien: ¡2000%!).

Hablarlo es el primer paso para dejar de normalizarlo.

Aun así, sigue habiendo mucho silencio: alrededor de 8 de cada 10 mujeres soportan en silencio cambios corporales desagradables asociados a la menopausia.

Por suerte, cada vez más voces se animan a compartir sus experiencias y trucos, quitándole el tabú al tema del sudor.

No tienes por qué resignarte

El sudor y el olor axilar en la menopausia no son un castigo divino ni una anécdota menor. Afectan a tu seguridad, a tu armario y a tus ganas de comerte el mundo.

Lo importante es saber que existen soluciones —reales y eficaces— y que consultar con un dermatólogo puede cambiar las reglas del juego. Nadie tiene por qué vivir escondiendo manchas en la camisa o temiendo levantar los brazos.

Porque la menopausia no debería vivirse en silencio, ni mucho menos oliendo a miedo.

Más allá de la ducha: pequeños cambios que ayudan

No todo pasa por el médico, tu día a día también cuenta. Te dejamos algunos consejos prácticos (más allá de ducharse o usar desodorante) para plantar cara al sudor y al mal olor:

Soluciones médicas que van más allá de los parches de emergencia

Lo más habitual es tirar de apaños: duchas cada dos por tres, camisetas de recambio en el bolso, litros de desodorante y remedios caseros de dudosa eficacia. Estos remedios son los que se suelen usar, pero no resuelven nada de fondo.
Hay tratamientos dermatológicos que SÍ funcionan y no requieren vivir pegada a la ducha.

El Dr. Ricardo Ruiz, dermatólogo experto en hiperhidrosis y en dermatología oncológica y estética, nos recuerda que el sudor y el mal olor axilar se pueden atajar con opciones muy eficaces:
Está claro que la menopausia puede alterar tu sudor y tu olor, y además tiene nombre. Si te incomoda, coméntalo con un especialista y aplica soluciones: desde cambios de rutina hasta tratamientos médicos. Hay opciones; no tienes por qué resignarte.
Sudor y mal olor en menopausia: lo que nadie te cuenta (pero deberías saber)