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El enemigo silencioso de nuestras noches y nuestros días: Insomnio crónico en la menopausia

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Para algunas mujeres la menopausia es una travesía suave; para otras, una etapa que parece no darnos tregua. Y entre los síntomas que más nos sacuden, hay uno que nos roba las noches y nos pasa factura durante el día: el insomnio.

Porque cuando dormir se vuelve un lujo, todo cambia. La fatiga, la niebla mental, la irritabilidad... lo que antes hacías con los ojos cerrados (literalmente) ahora cuesta el triple.

1 de cada 2 españoles no consigue un sueño verdaderamente reparador

Y no, el insomnio crónico no es solo una molestia: es un trastorno reconocido que requiere un abordaje específico, adaptado a cada persona. Según datos recientes, en España el 14% de la población lo padece, y 1 de cada 2 españoles no consigue un sueño verdaderamente reparador. La cosa no queda ahí: la pérdida de productividad laboral asociada al insomnio se estima en un 0,82% del PIB nacional.

Pero, más allá de los números, lo que muchas queremos saber es:

¿Por qué nos pasa? ¿Qué tiene que ver con la menopausia? ¿Y lo más importante: qué se puede hacer?

Para entender mejor estas preguntas, hemos profundizado en lo que dice la ciencia y también hemos hablado con especialistas que llevan años estudiando los entresijos del sueño. Entre ellos, el equipo de Idorsia, un laboratorio con sede en Suiza, especializado en el descubrimiento, desarrollo y comercialización de pequeñas moléculas que están transformando el horizonte de las opciones terapéuticas, entre ellas, el tratamiento del insomnio crónico. Sus aportaciones nos han ayudado a mirar el insomnio con otros ojos.

¿Cuándo el insomnio deja de ser pasajero y se vuelve crónico?

Todas hemos tenido alguna noche en blanco: por estrés, preocupaciones o cambios de rutina. El problema viene cuando esas noches se convierten en la norma.

El insomnio se considera crónico cuando las dificultades para dormir aparecen al menos tres veces por semana durante más de tres meses y con un impacto significativo en nuestra funcionalidad durante el día. No es solo dormir mal, sino cómo nos encontramos al día siguiente: hablamos de no rendir, de no pensar con claridad, de arrastrarse por el día como si fuera cuesta arriba.

Además, no siempre se trata de no dormir nada. A veces dormimos, sí, pero de forma tan interrumpida y superficial que es como si no lo hubiéramos hecho. Esa sensación de haber "cerrado los ojos, pero no haber descansado ni un poco" es uno de los sellos más comunes del insomnio crónico.

La ciencia lo ha dejado claro:

El insomnio está muy ligado a un cerebro hiperactivo. Durante la noche, en lugar de entrar en modo reposo, algunas partes del cerebro siguen funcionando como si fueran farolas encendidas.

Investigaciones recientes han demostrado que, en personas con insomnio crónico, las áreas cerebrales responsables de mantenernos despiertas no se desconectan como deberían.

¿Resultado? Sueño superficial, interrumpido, y un cuerpo que no se recupera. El impacto va más allá de estar cansada:

Porque dormir mal una noche ya nos deja tocadas. Pero dormir mal durante meses (¡o años!) puede acabar afectando a cada rincón de nuestra vida: desde nuestra forma de alimentarnos hasta el deseo sexual, la piel o la capacidad para tomar decisiones con claridad. Sin hablar del riesgo de aceleración del deterioro cognitivo.

¿Por qué tenemos insomnio?

No todo se reduce a malos hábitos. Hay varios factores que pueden predisponernos:

• Genética: hay personas con una mayor sensibilidad al insomnio.
• Situaciones desencadenantes y perpetuantes: estrés laboral, duelo, crisis personales...
• Factores personales: la edad, las enfermedades crónicas y, sí, las hormonas.

Pero sí, también nuestros malos hábitos contribuyen. ¡Y en tu mano está mejorarlos!

Cuando las hormonas sabotean nuestro descanso

Durante la menopausia, las hormonas se desajustan como si alguien hubiera cambiado la partitura sin avisar. La caída de estrógenos y progesterona afecta directamente al sueño.

Estas hormonas, que forman parte del eje hipotálamo-hipófisis-ovario, están sincronizadas con nuestros ritmos circadianos.

Algunos factores específicos que sabotean el descanso:

• Sofocos y sudores nocturnos: despertarse empapada no ayuda a dormir.
• Ansiedad y cambios de humor: la mente va a mil justo cuando debería apagarse.
• Alteraciones del reloj biológico: más despertares, menos sueño profundo.
• Síndrome de piernas inquietas: otro clásico que aparece cuando menos lo necesitas.

También hay un tema poco hablado pero muy común: la sensación de estar hiper alerta. Esa idea de que, aunque estemos cansadas, no conseguimos "bajar el volumen" del cerebro. Como si nos costara desconectar mentalmente. Esa desconexión, muchas veces, es lo que más se resiente durante la transición hormonal.
Un estudio reciente revela que el 26% de las mujeres en menopausia sufre insomnio crónico, lo que las predispone a problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo o depresión. Y según el Instituto del Sueño, estas mujeres tienen un 40% más de riesgo de sufrir fatiga crónica.

No es solo una mala noche. Es un impacto real en la calidad de vida. Las alteraciones del sueño pueden afectar a nuestro estado emocional, nuestras relaciones y hasta al metabolismo (sí, también a la diabetes). ¿Sabías que dormir mal contribuye al riesgo de obesidad?
También afecta a nuestra percepción del dolor, nuestro sistema inmunitario, nuestro nivel de deseo sexual y hasta nuestra capacidad para gestionar el estrés. Todo está conectado.

Hoy entendemos mejor que nunca el insomnio crónico y su origen en un cerebro hiperactivo. Este nuevo conocimiento —impulsado por años de estudio y avances en neurociencia como los que lidera Idorsia— nos abre la puerta a enfoques más eficaces y personalizados para recuperar el sueño que merecemos.

Y ahora, ¿por dónde empezamos?

Establecer una rutina nocturna ayuda (y mucho). Nuestro reloj biológico se regula mejor cuando tiene horarios claros y estímulos coherentes. Además, debemos revisar nuestra higiene del sueño, y no solo importa lo que hacemos antes de ir a la cama, afecta todo lo que hacemos durante el día:

✅ Evitar pantallas al menos una hora antes de dormir.
✅ Mantener horarios estables.
✅ Exponerse a la luz natural por la mañana.
✅ Hacer ejercicio por la mañana o a primera hora de la tarde.
✅Evitar la cafeína y las bebidas estimulantes por la tarde.
✅ Cenar algo ligero al menos una hora antes de dormir.
✅ Mantener un dormitorio fresco y silencioso.

Todo suma, pero a veces no es suficiente.

¿Cuáles son los posibles tratamientos?

Todo depende de qué esté provocando el insomnio y de su intensidad. Y eso siempre debe valorarlo un profesional. Pero hay alternativas:

Terapia hormonal de la menopausia: puede ser eficaz si los sofocos y los desajustes hormonales son los grandes culpables. No es para todas (recuerda que es como un traje a medida), pero puede marcar la diferencia.

Terapia cognitivo conductual: nada mejor que trabajar nuestros malos hábitos para que nuestra cantidad y calidad de sueño mejore.

Alternativas de prescripción médica en el manejo del insomnio: Dependiendo de cómo se presente el insomnio, existen diferentes tratamientos que puede prescribir el médico o que se pueden comprar directamente en la farmacia. Eso sí, no todo vale para todas, la elección del tratamiento debe elegirse siempre teniendo en cuenta tus necesidades y preferencias. Por eso, no dudes en hablar con tu médico si el insomnio está afectando a tu calidad de vida.

Suplementación y nutracéuticos: algunos complementos alimenticios como la melatonina, el magnesio o ciertas cepas de probióticos pueden ayudar en algunos casos, siempre que estén indicados por un profesional médico.

Tu sueño de calidadimporta (y mucho)

Si llevas demasiado tiempo sin dormir bien, pide ayuda. No esperes a tocar fondo para reaccionar. Dormir bien no solo mejora la noche: mejora el día, la mente, la piel, el humor y la vida.

En Womanhood lo tenemos claro: cuidar del sueño es cuidar de la salud. No se trata de conformarse. Se trata de recuperar algo tan básico y poderoso como descansar. Si hay un problema que altera tu vida, merece atención. Y por supuesto merece solución.

Si crees que sufres de insomnio crónico, visita a tu médico para que pueda ayudarte.

Si quieres conocer más sobre el insomnio crónico y cómo está impactando en tus noches y tus días, visita:

El enemigo silencioso de nuestras noches: Insomnio crónico en la menopausia

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