
Si hay algo que hemos puesto a prueba una y otra vez, es nuestro metabolismo. Café en ayunas, cenas tardías, días enteros comiendo poco y noches compensando con “lo que haya” en la nevera. Hemos probado dietas milagrosas y rutinas que duraron lo mismo que un propósito de Año Nuevo: con entusiasmo al principio, pero imposible de sostener.
Y luego llega la gran pregunta: ¿por qué me siento agotada a media tarde? ¿Por qué mi energía es un sube y baja constante? ¿Por qué mis antojos parecen tener vida propia?