SIN REGLAS - THE MAGAZINE

Hábito 5: Consumir (al menos) 100 g de proteína al día

10 min

La serie “Hábitos que transformarán tu salud metabólica (sin dietas, sin estrés, sin drama)” llega a su Hábito 5. Ya hemos hablado de la importancia de un desayuno rico en proteína (Hábito 1), de priorizar el sueño (Hábito 2), de moverte más a lo largo del día (Hábito 3) e incluso de cuándo tomar el café (Hábito 4)).

Ahora toca otro factor clave: la proteína diaria. Consumir al menos 100 gramos de proteína al día puede sonar a mucho (¿acaso un plan solo para culturistas?) 👀, pero no te dejes asustar por el número. Este hábito está pensado para nosotras, mujeres reales, y puede marcar un antes y un después en tu metabolismo, tu apetito y tu composición corporal.

La realidad es que muchas de nosotras no estamos comiendo suficiente proteína. Tal vez desayunas algo ligero (o nada), picas cualquier cosa a mediodía y solo en la cena incluyes “algo de proteína”.

Resultado: probablemente te quedes muy por debajo de esos 100 gramos diarios.

Al subir tu consumo de proteína (tranquila, no es tanta comida como imaginas), tu cuerpo lo nota. Te sentirás más saciada, con energía más estable y le estarás dando a tu metabolismo el combustible que necesita para trabajar a tu favor. Y no, no hace falta vivir a base de pechuga de pollo 🐔 ni tomar batidos de gimnasio si no quieres.

Vamos a ver por qué este hábito puede transformar tu salud metabólica y cómo lograrlo en el día a día, de forma fácil y sin complicaciones.
BENEFICIO 1

📌 Controla el apetito y reduce los antojos

La proteína es el macronutriente más saciante. Si consumes suficiente proteína a lo largo del día, te sentirás más satisfecha en cada comida y tendrás menos antojos de picoteo entre horas. ¿Te ha pasado que después de un almuerzo pobre en proteína a la hora te mueres de hambre? Con más proteína, ese “huequito” de hambre tarda mucho más en aparecer, lo que te ayuda a evitar atracones de última hora o esos paseos furtivos a la despensa en busca de algo dulce.
BENEFICIO 2

📌 Mantiene y construye masa muscular

(tu motor metabólico)
Tus músculos son aliados clave de tu metabolismo: queman calorías incluso en reposo y te dan fuerza y forma.
Para mantener (e incluso aumentar) esa masa muscular, necesitas suficiente proteína cada día. Piensa que la proteína es el material de construcción de tus músculos. Si le das a tu cuerpo los bloques necesarios, protegerás tu músculo incluso si estás perdiendo peso, evitando el temido “efecto yo-yo” donde se pierde músculo en vez de grasa. Más músculo = metabolismo más activo y eficiente, incluso cuando estás descansando.
BENEFICIO 3

📌 Más energía estable, menos bajones

Incluir una buena dosis de proteína en tus comidas ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre. Esto significa: menos subidas y bajadas bruscas de energía a lo largo del día. Por ejemplo, si en el almuerzo solo comes pasta con salsa (principalmente carbohidratos), es fácil que a media tarde te entre la modorra o necesites café + algo dulce para remontar. En cambio, si a esa pasta le añades pollo, tofu o atún (proteína), tu energía se mantiene más constante y evitas esos bajones de media tarde. En resumen, la proteína actúa como un ancla que mantiene tu energía y tu ánimo más equilibrados entre comidas.
BENEFICIO 4

📌 Quemas más calorías solo por digerirla

Suena increíble, pero es cierto: la proteína tiene un efecto térmico de los alimentos más alto que las grasas o los carbohidratos. Esto significa que tu cuerpo gasta más calorías en digerir y procesar proteína que con otros nutrientes. No es que por comer un filete vayas a “adelgazar” mágicamente, pero sí estarás impulsando ligeramente tu gasto energético solo por el hecho de incluir más proteína (piensa en ello como un pequeño bonus metabólico). Es como si tu metabolismo tuviera que trabajar un poco más duro (en el buen sentido) cada vez que comes proteína, comparado con cuando comes azúcar o pan blanco, por ejemplo.
BENEFICIO 5

📌 Beneficios extra para tu salud

(huesos, hormonas, inmunidad...)
Además de lo puramente “metabólico”, consumir suficiente proteína tiene otras ventajas que tu cuerpo agradece. Fortalece tus huesos (importante para nosotras, sobre todo a medida que cumplimos años), ayuda a reparar tejidos y es esencial para producir hormonas, enzimas y anticuerpos. Incluso tu pelo y tus uñas necesitan proteína para estar fuertes.

En pocas palabras, es un nutriente fundamental para que todo tu organismo funcione bien. Por eso, esos ~100 g diarios no solo alimentan tus músculos, ¡te alimentan entera!
Si sigues manteniendo una dieta baja en proteína, tu cuerpo lo sentirá tarde o temprano. Seguirás con hambre a deshoras, con antojos difíciles de controlar y posiblemente notarás estancamiento en tus progresos (ya sea perder grasa, ganar tono muscular o simplemente sentirte con energía).

El cuerpo es sabio: si no le das suficiente proteína, te la “pedirá” de maneras poco convenientes (¿ansiedad por algo dulce, quizás?).

Además, con el tiempo podrías ir perdiendo masa muscular sin darte cuenta, especialmente si estás intentando adelgazar o si no entrenas fuerza – y menos músculo significa un metabolismo más lento. En resumen, poca proteína = resultados pobres.

Veamos dos escenarios opuestos

Apunta a 100 gramos de proteína al día como meta personal. No hace falta que peses cada comida ni que alcances exactamente 100 g todos los días sin fallo; piensa en 100 g como una guía para crear tus menús diarios. En la práctica, significa incluir una fuente de proteína en cada comida principal (desayuno, comida y cena) y algún snack proteico si lo necesitas. Verás que repartiendo la proteína así, llegar a la cifra es más fácil de lo que parece. Lo importante es la constancia: día tras día darle a tu cuerpo esa base proteica.
Con el tiempo, se volverá un hábito automático escoger alimentos proteicos en tus comidas. ¡Y tu metabolismo estará encantado de la vida!

Cómo hacerlo fácil (y sin dramas)

El objetivo inicial no es clavarlo perfecto desde el día 1, sino mejorar poco a poco. Por ejemplo, si descubres que en un día normal apenas llegas a 60 g de proteína, proponte subir a ~70 g al día siguiente usando algunas de las estrategias de arriba (añadiendo un snack proteico, aumentando la porción de pollo o legumbres, etc.).

Si normalmente solo comes proteína fuerte en la cena, intenta distribuirla más: agrega huevos o yogur en tu desayuno, un extra de atún o queso en la comida.

Ve ajustando día a día y observa cómo te sientes al aumentar tu proteína: ¿menos ansiedad por comer? ¿mejor energía? ¿entrenas con más ganas? Cada cuerpo es un mundo, así que presta atención a las señales que te da el tuyo.

Recuerda: adoptar un nuevo hábito no va de perfección, va de progreso. Cada día que logres consumir un poquito más de proteína que antes es una victoria.

Con el tiempo, comer suficiente proteína se volverá automático y tu cuerpo te lo pedirá (porque se sentirá mucho mejor).

¿Lista para hacer de la proteína tu gran aliada metabólica?

Te contamos cómo alcanzar los 100 g de proteína en tu día. Descarga aquí tu guía y un menú semanal. ¡Hoy es un gran día para empezar! 🍗💪

Hábito 5: Consumir al menos 100 gramos de proteína al día