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Nuestro cuerpo es un templo, y así debes de cuidarlo. Cuando llega la hora de comer o de hacer la compra, necesitas conocer bien qué es lo vas a comprar para después comértelo. Sobre todo, en esta nueva etapa, donde la alimentación es un punto de inflexión para hacernos sentir mejor.
Ahora bien, ¿se puede hacer una compra sin ultraprocesados? La respuesta es un SÍ rotundo. Como ya te explicamos en nuestro anterior post sobre cómo identificar los ultraprocesados, el siguiente paso es conocer a qué debes de prestar especial atención a la hora de hacer la compra. Lo primero de todo, aprende a leer etiquetas y tómate tu tiempo para hacer la compra tranquila sin confusiones. Aquí te dejamos algunos consejos prácticos:
En la mayoría de los casos, los alimentos ultraprocesados contienen tal cantidad de información que, además de larga, es difícil de descifrar y de entender (aditivos con números y letras irreconocibles).
Estabilizantes, colorantes, conservantes, emulsionantes, edulcorantes o similares, es, indudablemente, un ultraprocesado.
El orden de ingredientes que aparece en la etiqueta importa. En una etiqueta nutricional están puestos de mayor a menor presencia. Veamos un ejemplo. Los garbanzos son alimentos naturales pero el humus es procesado. Si compramos un humus que lleva como primer ingrediente garbanzos y completa su lista con aceite de oliva, ajo y sal, estamos ante un buen procesado, creado a partir de la materia prima de origen. Sin embargo, si cogemos un humus donde los garbanzos no son el primer ingrediente o que cuenta con aditivos (estabilizantes, conservantes, colorantes, potenciadores del sabor…), estaremos ante un ultraprocesado.
Recuerda, siempre que los alimentos que no vienen con listas de ingredientes, como las frutas y las verduras, suelen ser opciones que nunca fallan. Las más saludables.
Este es otro factor que te da una buena pista para saber si el producto es un ultraprocesado o un procesado bueno, aunque no siempre es determinante. Por ejemplo, las verduras congeladas aguantan mucho y son buenos procesados. En general, cuanto más larga sea esta fecha, más probabilidad hay de que sea ultraprocesado. Los alimentos muy pobres en nutrientes se estropean mucho más lentamente que los alimentos ricos en nutrientes.
También es un buen indicador. Los alimentos, cuanto más naturales sean, mejor mantienen sus cualidades y propiedades nutricionales. Los ultraprocesados suelen contener bastantes azúcares y grasas y pocos nutrientes, mientras que los buenos procesados sí suelen mantener mejor estas características.
Como sabemos que puede ser muy lioso y que a veces no tienes el tiempo que te gustaría para hacer la compra, te hemos preparado un listado de buenos procesados y un gráfico donde puedes ver por categorías cómo debería de ser tu alimentación y dónde deberían de estar los ultraprocesados, aunque te puedes imaginar que se encuentran en el último nivel. Es más, si los evitas a toda costa, mejor que mejor.
Por ejemplo, con el chocolate. No pretendas pasar de un “chocolate” industrial lleno de azúcares a uno 99% cacao de un día para otro, porque te va a resultar muy complicado ya que tu paladar no está acostumbrado. Si comes chocolate, ve aumentando poco a poco el porcentaje de cacao hasta que llegues a uno de más del 80%-90%, que es el porcentaje recomendado para que sea saludable. Otros ejemplos son.
😊 Si consumes yogures con sabor a frutas: cámbialos por yogures naturales y agrégales tú la fruta.
😊 ¿Eres amante de las salsas? Mejor que tú no las hace nadie. Y son fáciles de conservar.
😊 ¿Y los cereales de por la mañana? Puedes elaborar tu propia granola en casa a base de avena.
😊 Si te gusta el café con azúcar, en realidad no te gusta el café. Intenta disminuir la dosis de azúcar hasta que llegue el día que no te tengas que poner y descubrirás el verdadero sabor del café.
Con estos consejos y guías te ayudamos a ir poco a poco y a dejar de lado los ultraprocesados que nada aportan a tu cuerpo. Sabemos que muchas veces es complicado resistirte a esas patatas o a esos bombones que tanto te gustan, pero ya está más que demostrado que sus efectos a largo plazo no son nada beneficiosos para nadie, solo son precursores de enfermedades y de envejecimiento prematuro.
Nuestra conclusión: Más mercado y menos supermercado
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