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- Porque nuestro cuerpo cambia y nuestras necesidades nutricionales también: hay una pérdida de masa muscular y un aumento de la grasa corporal, especialmente abdominal. Aumentar la ingesta de proteína ayuda a contrarrestar estos cambios, ya que favorece la preservación e incluso el incremento de la masa muscular, lo cual contribuye a mantener un metabolismo activo y una mayor sensación de energía. Además, al mantener la masa muscular, también ayudamos a prevenir la acumulación de grasa, lo que facilita mantener un peso saludable.
- Porque la disminución de estrógenos afecta nuestro sistema musculoesquelético: con la caída de los niveles de estrógenos, tanto la masa muscular como la densidad ósea pueden reducirse significativamente. La proteína actúa como un soporte fundamental para el mantenimiento de los músculos y los huesos, ayudando a minimizar esta pérdida y fortaleciendo nuestro sistema musculoesquelético. Esto es especialmente importante para reducir el riesgo de osteoporosis y las fracturas, ya que los huesos y músculos más fuertes nos protegen de posibles caídas y lesiones.